martes, 21 de julio de 2015

Festival para gente corriente.

                                         
                      Cartel publicitario del Circuit Festival 2015 en la calle Provenza de Barcelona.

Cual ha sido mi sorpresa cuando al pasear por las calles de Barcelona he visto que para promocionar el Circuit Festival del próximo agosto se ha recurrido a un modelo identificable con el español común, heterosexual incluido: chico moreno, con barba y con el torso cubierto. Ella integra a todos los sectores que componen la comunidad homosexualidad; no creo que un oso, un hipster o un hipermusculadose pueda sentir despreciado por esta imagen. A diferencia de lo que ha ocurrido en los avisos de ediciones anteriores en esta, para promocionar el festival no se recurre al estereotipo que del homosexual con el cuerpo definido y las facciones falsamente perfectas. Independientemente de que el diseñador sea gay o no y aquella sea su imagen deseada, siempre se había recurrido a lo comercial y fácilmente digerible.

Independientemente que  las opiniones negativas sobre el cartel de esta edición que aparece como fondo de la pagina oficial del Circuit festival me parecen justas en relación a lo mal distribuido de la geografía condal en segundo plano, la postura y el cuerpo del modelo o la falsa posición en la playa, no voy a entrar en las disquisiciones estéticas. Pero desde mi punto de vista crítico social, el que recorre las calles de Barcelona -y publico en la cabecera de esta entrada- me parece correcto en su diseño, aunque mi referencia es a la elección de la imagen y sus consecuencias.

Tampoco habría sido descabellado que al chico lo hubiese acompañado una chica (porque recordemos que además es un festival pare lesbianas y todo el que quiera sumarse) ¿quizás por miedo a que se pudiera confundir con una pareja heterosexual? Aunque de ponernos exigentes se tendría que integrar a los transgéneros e intersexuales.

Pero no se le puede pedir peras al olmo y por esos derroteros no quiero conducir mi entrada, aunque inevitablemente derivo en temas en los que no tenía intención de entrar, sino en el buen camino por el que se conduce cuando se hacen cosas como las que comento que quizás sean visualmente menos atractivas pero sacuden el Sambenito del gay fiestero y desmadrado. Es un acierto haber elegido este modelo para romper barreras si lo que se pretende es la total aceptación social de una persona que trabaja, estudia y contribuye a las arcas públicas como el común de los mortales en su vida cotidiana y con esta fiesta tanto aporta a la sociedad, a la economía española y a Barcelona en su conseguido símbolo de ciudad abierta y tolerante.