Suponiéndoles
credibilidad, me gustaría tener toda la fe que los políticos nos exigen cuando
hacen una declaración pública, toda la inocencia que suponen de nosotros cuando
nos dan alguna información, o el optimismo cuando nos piden confianza en estos
tiempos de incertidumbre.
Nuestra
clase dirigente vive confiada en que somos incapaces de entender cómo funcionan
los mecanismos de poder, como se manejan los hilos y las estrategias que
requieren los imprevistos de las relaciones diplomáticas o las circunstancias
quizás previsibles en el rejuego político. Suponen que ello se escapa al
entendimiento básico del ciudadano común o no tendrían que interesarnos, sin
dejar de culparnos por mostrarnos a veces tan alejados de la política como
ellos -adrede-, nos hacen estar.
Me
cuesta creer al ministro español de asuntos exteriores y de cooperación
García-Margallo, cuando declaro que no hubo contraprestación española a la
extradición de Ángel Carromero para que cumpliera su condena en una prisión
española...si, como ustedes, lo mismo pienso. Argumenta que el gobierno cubano
le pidió eliminar la Posición Común (que sus representamtes en Bruselas
pidieron flexibilizar) y el jefe de sus filas se negó porque quieren para Cuba
lo mismo que para España. Pero es difícil pensar que el gobierno cubano haya
otorgado la gracia sin más al conductor que en el juicio fue acusado poco menos
que de kamikaze, a sabiendas que una vez en España es seguro el indulto de un
dirigente de las Nuevas generaciones del partido que gobierna el desbocado
Reino.
Habrá
que dejar que el tiempo hable y comprobar si son ciertas las afirmaciones del
Ministro y -en lugar de una contraprestación política-, han podido para ello
beneficios para la economía cubana que se desangra, a la que no vendría mal la
postergación de la deuda con el empresariado español inversor en Cuba, mayores
beneficios en proyectos de cooperación y la devolución de otrora centros a la
comunidad española en la isla. O, ¿por qué no? un acto de compasión del sistema
judicial cubano.
De
momento Rosa María Payá, hija y amiga de las víctimas, ha puesto la primera
piedra a este misterio y, remitiéndose a la confesión de Carromero, ha dicho
que “el auto fue sacado de la carretera”. No quiso acusar a nadie, pero cuesta
trabajo concluir que quiso decir que el accidente fue provocado. De demostrarse
eso cierto, muchos achacan que tras el convenio bilateral de extradición se
esconde la mala conciencia del gobierno cubano….
Muchas
dudas y ninguna conclusión. Al parecer nos queda por delante mucho tiempo,
elementos y las fuerzas de las víctimas para dilucidar todo lo que encierra
este enmarañado expediente del que solo sabe quien calla tras las rejas de los
intereses políticos, y el que permanece dormido, hibernando en el gélido Norte.